Aforismo
La venganza es un espejo roto que solo refleja al victimario disfrazado de justicia.
Crónica
En la ciudad de los espejos rotos, una mujer caminaba cada noche por las calles donde fue traicionada. Su andar era recto, pero su sombra zigzagueaba como un presagio. Todos sabían que la herida seguía abierta, y que la ciudad estaba a un suspiro de arder. Una mañana, la plaza apareció cubierta de pétalos negros; en el centro, el traidor yacía con una flor en la boca. Nadie lloró, y el silencio fue una ovación.
Cuento
Don Justo vivía a la orilla del río, alimentando cuervos con historias. Una noche, un forastero lo reconoció: era el hombre que años atrás había vendido a su hermano. Disfrazado de huésped, lo escuchó narrar su versión de la historia. Al amanecer, el cuervo más viejo picoteó los ojos del anciano. El forastero se fue sin mirar atrás; no buscaba justicia, solo equilibrio.
Diálogo
—¿Te vengaste?
—No. Solo devolví el peso.
—¿Y qué sentiste?
—Nada. La venganza no llena, solo silencia.
—Entonces, ¿valió la pena?
—No. Pero era necesario.
Elegía
Lloro no tu partida, sino la sangre que sembraste.
Tu voz aún cruje en las paredes de mi garganta.
No eras víctima, sino arquitecto de dolor.
Y sin embargo, aquí estoy, cantándote,
como si fueras digno de una tumba sin espinas.
Ensayo breve
La venganza es un acto de afirmación identitaria. En su núcleo, no habita la justicia, sino el eco de un yo despojado que reclama restitución. No redime: remueve. No repara: repite. Es memoria armada, deseo torcido, espejo de la injusticia invertida.
Epístola
Querido enemigo:
No te escribo por rencor, sino por certeza. He devuelto cada herida en forma de pétalo afilado. Me has enseñado a odiar con precisión. Ojalá encuentres paz, como yo la encontré en tu caída.
Con desdén,
Tu espejo roto.
Fábula
El alacrán y la cigarra compartieron invierno. El alacrán fingió amistad, pero robó el canto de la cigarra una noche. Ella, muda, tejió una trampa de hielo. Cuando el calor regresó, el alacrán cantó... y se quebró. Moraleja: el arte también sabe morder.
Hipérbole
La venganza era un monstruo que arrastraba montañas con un dedo, tragaba soles y escupía eclipses. No conocía tregua ni descanso, y al final, devoró su propio corazón por no encontrar más enemigos.
Leyenda
Cuentan que en el valle de los susurros hay una tumba sin nombre. Dicen que quien escupe sobre ella es visitado por un espectro que devuelve cada escupitajo multiplicado en pesadillas. Nadie recuerda el pecado del enterrado, solo que su sed de venganza trascendió la muerte.
Metáfora
La venganza es un jardín cultivado con uñas rotas y regado con el sudor de los insomnes.
Microrrelato
Se miraron a los ojos. Él sonrió, ella disparó. Finalmente, el silencio sabía a victoria.
Monólogo interno
No lo maté por rabia. Lo hice por memoria. Cada noche, sus risas me comían el sueño. Ahora duermo, sí, pero con su voz convertida en eco. ¿Me volví como él? Quizá. Pero al menos ahora el espejo me refleja.
Poesía
He guardado tus palabras
como cuchillos en el pecho.
Hoy, las devuelvo una por una
envueltas en saliva de furia.
No es justicia lo que busco,
sino equilibrio en la caída.
Poema en prosa
Vine a devolverte la sombra que me robaste. La traigo en forma de cuchillo envuelto en seda. No quiero que mueras, sino que entiendas. Cada palabra que pronunciaste, la he tatuado en mi lengua. Hoy te beso con veneno, como hacen los que aman de verdad.
Relato epistolar
Madrid, 14 de noviembre
Padre:
La sangre de nuestro apellido ha sido lavada. Me enfrenté al que mancilló nuestro honor. No fui justo, fui exacto. Hoy el nombre que cargamos vuelve a tener filo.
Tu hijo, el vengador.
Texto filosófico
¿Es la venganza una forma inferior de justicia o la justicia una forma elevada de venganza? El deseo de equilibrio atraviesa tanto al juez como al verdugo. En el fondo, todo ajuste es personal, y toda moral, circunstancial.
Fragmento onírico
Corría por un bosque donde los árboles gritaban mi nombre. Cada paso que daba, el suelo se abría mostrando rostros conocidos. Un espejo me aguardaba al final del sendero: dentro de él, mi enemigo sonreía... con mi cara.
Prosopopeya
La venganza despertó esa noche y se miró al espejo. No tenía rostro, solo un puñal en cada mano. Caminó entre los vivos, besando frentes, prometiendo justicia. Nadie la detuvo: hablaba el idioma de los traicionados.
Parábola
Un hombre fue golpeado por su vecino. En lugar de responder, plantó un árbol. Cada día regaba la semilla con silencio. Veinte años después, el árbol cayó sobre la casa del vecino. La venganza, a veces, tiene raíces largas.
Alegoría
En el reino de los Ciclos, habitaban dos hermanas: Memoria y Resentimiento. Juntas, tejían un manto que cubría el cielo. Un día, Resentimiento cortó el hilo. Desde entonces, el mundo conoce las noches sin estrellas.
Cápsula poética
Tu nombre,
un cuchillo
que aprendí
a acariciar.
Epifanía literaria
Comprendí, al final, que vengarme de ti era solo otra forma de seguir atado a tu sombra.
Texto metatextual
Este texto se escribe a sí mismo como castigo. Se inflige frases cortantes, se subraya con odio. Cada palabra recuerda la herida original. No hay lector: solo testigos.
Texto hermético
Trazas un círculo con saliva seca. Dentro, el signo. Fuera, el eco. Solo la piedra conoce el precio.
Viaje interior
Bajé por los peldaños de mi furia. Encontré a un niño temblando, abrazado al retrato del traidor. Lo consolé. Él me ofreció una daga. No la tomé. Me bastó con mirarlo.
Ensayo fragmentado
I. Vengar no es sanar.
II. La víctima que golpea se convierte en eco.
III. Cada acto punitivo recrea la escena original.
IV. A veces, no hay redención; solo repetición.
V. La venganza no muere, muta.
Cuento especulativo
En el futuro, las emociones eran convertidas en armas. Un niño, huérfano por decreto, crió su odio en una probeta. Cuando alcanzó la mayoría, liberó su venganza en forma de código. Las máquinas lloraron por primera vez.
Lírica dramática
(En escena, una figura en sombras)
—¡Padre! ¿Me escuchas desde el polvo?
He roto el ciclo.
El verdugo ahora lleva mi nombre.
Y aún así, no me reconoces.
Descripción evocativa
El aire olía a hierro y silencio. En la habitación, todo era simetría: dos sillas, una lámpara encendida, un cuchillo sobre la mesa. La espera tenía forma de respiración contenida. Afuera, el mundo fingía ignorancia.
Texto apocalíptico
Cuando se desató la Gran Venganza, los mares hirvieron con las memorias de los ajusticiados. Las ciudades colapsaron bajo la culpa colectiva. Nadie sobrevivió con el alma intacta. El mundo no fue destruido por la guerra, sino por el rencor.
Oráculo
Has sido herido. Sangras palabras. La estrella negra en tu frente arde. Vengarás. Pero en tu reflejo, hallarás la máscara de aquel que odias. ¿Estás listo para no volver?