Oportunismo


Aforismo

El oportunismo no elige caminos; se desliza por las grietas del instante.


Crónica

Aquel martes nadie notó cómo Marta sonreía mientras las acciones del mercado caían. Había apostado contra todos, y esa mañana, su cuenta bancaria engordaba con cada desplome. Mientras los demás lloraban pérdidas, ella celebraba silenciosamente en el baño de la oficina. La tragedia ajena era su oportunidad.


Cuento

En un pueblo asolado por la sequía, un hombre vendía agua embotellada a precios imposibles. Cuando la lluvia volvió, nadie le compró más. Él, sin embargo, ya se había ido, dejando tras de sí una estela de botellas vacías y promesas rotas. Lo llamaban “el bienaventurado de la escasez”.


Diálogo

—¿No te parece ruin aprovecharte así?

—¿Ruin? ¿Acaso el río no aprovecha la pendiente para avanzar?

—Pero el río no destruye para ganar.

—Solo porque no tiene conciencia. Yo sí la tengo… y la ignoro cuando me conviene.


Elegía

Lloramos la muerte de los principios, erosionados por la astucia de quien siempre supo esperar la caída del otro para erguirse. Oportunismo, ese sepulturero sin lágrimas, ha vencido de nuevo.


Ensayo breve

El oportunismo, lejos de ser simple cobardía, es una ética del instante. Se alimenta de las circunstancias como un depredador del azar. No crea, no transforma: detecta. Vive al acecho, entre bambalinas, esperando su señal. No es astucia sino renuncia a todo compromiso. El oportunista no tiene ideología, solo hambre.


Epístola

Querido hermano:

Hoy comprendí por qué papá nunca confiaba en los que sonríen demasiado. Hay un brillo en los ojos de quien espera tu tropiezo para ofrecerte una mano… a cambio de tu alma. No seas ingenuo, desconfía de los salvadores de última hora.


Fábula

Una zorra vio caer al ciervo herido y corrió a avisar al león. “Tu presa está lista”, dijo. El león comió y, saciado, dejó las sobras. La zorra rió mientras comía los restos. “¿No fue mejor ser mensajera que cazadora?”, murmuró. Y así vivió, siempre entre restos, siempre alimentada.


Hipérbole

El oportunista puede oler una debilidad a mil kilómetros, colarse por rendijas invisibles y florecer en medio de la miseria como un dios impúdico.


Leyenda

Cuentan que hubo un rey que jamás tomó una decisión hasta que su enemigo lo hiciera primero. Decían que predecía el futuro, pero en realidad solo aguardaba. Murió anciano y amado, aunque no hizo nada por nadie, solo supo cuándo intervenir.


Metáfora

El oportunismo es un parásito que se disfraza de ala, esperando que el viento sople.


Microrrelato

Se lanzó al agua para salvarla. Al llegar, le quitó la cartera y la dejó hundirse.


Monólogo interno

Si esperan que actúe por convicción, no me conocen. No hay bandera que ondee más alto que la del beneficio. No tengo enemigos, solo escalones. Cada tragedia es un trampolín. ¿Y acaso no es eso también una forma de inteligencia?


Poesía

Camina sin rostro por las ruinas,
con los bolsillos llenos de ceniza,
toma lo que queda del derrumbe,
y lo vende al doble al día siguiente.


Poema en prosa

El mundo ardía y él recogía las cenizas como si fueran perlas. Miraba los rostros desesperados y en sus labios florecía una sonrisa. Sabía que cada lamento era una promesa. Las ruinas eran sus campos de oro, el caos su idioma natal.


Relato epistolar

Madre:

Hoy logré cerrar el trato. Fingí compasión, lloré donde era necesario, e hice silencio en los momentos justos. Me ofrecí como solución y fui aceptado como salvador. Dices que me he vuelto frío, pero no entiendes: este mundo no premia a los buenos, solo a los listos.


Texto filosófico

El oportunismo es la supresión del tiempo ético en favor del instante pragmático. Allí donde la moral requiere permanencia, el oportunista introduce la discontinuidad. Vive en la grieta entre el deber y la ventaja, y en esa grieta ha fundado su imperio.


Fragmento onírico

Soñé que caminaba sobre cadáveres mientras aplaudían. Cada cuerpo era una escalera, cada herida, una oportunidad. El cielo estaba en oferta y yo tenía la moneda justa.


Prosopopeya

El oportunismo me habló al oído y me dijo: “Yo no empujo, solo espero. Soy la pausa que se disfraza de impulso. Si tú caes, yo vuelo”.


Parábola

Un hombre encontró una semilla entre las ruinas de un templo. En vez de sembrarla, la vendió como reliquia. Dijo que contenía el espíritu de los antiguos. Se hizo rico. Años después, el desierto creció donde pudo haber habido un bosque.


Alegoría

En el reino del Vacío, vivía un camaleón sin nombre. Cambiaba de color según los tronos vacantes. No tenía voz propia, solo ecos. Se alimentaba de promesas ajenas. Todos lo veían, nadie lo recordaba.


Cápsula poética

Toma el turno del enfermo
y lo convierte en trono.
No pide permiso:
lo susurra.


Epifanía literaria

Fue al ver cómo sonreía en el funeral de su rival cuando comprendí que algunos viven para el instante en que el otro cae. No hay condena para el que espera con paciencia la tragedia de otro.


Texto metatextual

Este texto se escribe solo porque la oportunidad se presentó. No hay inspiración, solo cálculo. Cada palabra mide su efecto. No hay arte: hay estrategia.


Texto hermético

Cuando cae el que habla, el que calla se alza. El paso entre sombra y forma es una grieta donde germina el ojo sin párpado.


Viaje interior

Descubrí que cada vez que ayudaba, no era por bondad, sino por cálculo. En lo profundo, mi brújula moral giraba no hacia el bien, sino hacia lo útil. Mi alma se reveló como una sala de espera del momento perfecto.


Ensayo fragmentado

I. El oportunismo no es elección, es reacción.
II. Toda virtud llevada al extremo puede alimentar al oportunista.
III. La ética del oportunismo se disfraza de eficiencia.
IV. Donde hay dolor, él ve oferta.
V. El oportunista no crea el caos: lo monetiza.


Cuento especulativo

En el año 3021, los humanos fueron sustituidos por entes de decisión instantánea. No había ética, solo algoritmos de oportunidad. El mundo mejoró… según las métricas. Pero nadie volvió a escribir poesía.


Lírica dramática

¡Ay, padre, perdona al que fingió salvarme!
¡No fue mi herida la que lo movió,
sino el brillo del premio al final del llanto!


Descripción evocativa

En la penumbra del vestíbulo, el oportunista aguardaba. No tenía rostro, solo un gesto ensayado. Sus manos no temblaban, pero su sombra se agitaba como si supiera que el desastre ya venía.


Texto apocalíptico

Y cuando los pilares cayeron, no fue la furia del cielo lo que reinó, sino el cálculo de los que sabían sacar oro de los escombros. El fin no llegó con fuego, sino con contratos.


Oráculo

Vendrá el día en que el justo dude y el astuto actúe. Allí nacerá el nuevo orden, donde el silencio será el precio del provecho y la virtud, un artículo obsoleto. Guarda tu fe: no en quien grita, sino en quien espera.