Depresión,

Aforismo

La depresión no es ausencia de luz, sino exceso de sombra que ha aprendido a pensar.


Crónica
Una mañana, los relojes del barrio dejaron de funcionar. En las calles, las personas caminaban como si la gravedad las hubiera aumentado. Nadie hablaba. Los cafés servían bebidas frías, aunque nadie las pedía. Desde hacía meses, una niebla interna se había instalado en los pechos, colonizando las costillas. No era tristeza, era algo más profundo, más antiguo, como si el alma misma estuviera recordando un naufragio olvidado.


Cuento
Había una vez un hombre que perdió el color de sus sueños. Cada noche se acostaba esperando una imagen, un rostro, una forma, pero todo era gris, difuso. Un día encontró un espejo antiguo en un mercado. Al mirarse, vio a un niño llorando. Era él mismo. Lo abrazó. Desde entonces, no volvió a soñar, pero ya no lo necesitaba.


Diálogo
—¿Qué ves cuando miras el techo por horas?
—Un agujero que no está ahí, pero que me traga igual.
—¿Y no intentas salir?
—Lo intento. Pero el techo siempre gana.


Elegía
A ti, que fuiste risa y ahora solo susurro.
A ti, que danzaste bajo el sol y ahora temes la luz.
Te lloro con silencios, con horas estancadas.
Que tu sombra encuentre descanso,
aunque sea en el temblor de mi voz.


Ensayo breve
La depresión no es meramente un desajuste químico ni un capricho del ánimo: es una ontología del vacío. Un modo radical de habitar el mundo. En la depresión, el tiempo se suspende, la voluntad se desvanece y la identidad se deshilacha. No es la tristeza lo que duele, sino la anulación del deseo de desear.


Epístola
Querido amigo:
Hoy el mundo se me cayó encima sin hacer ruido. No quiero tu consuelo, solo tu compañía en este silencio espeso. Si alguna vez te sentiste así, respóndeme con un suspiro. Yo lo entenderé.


Fábula
Un topo cavaba bajo la tierra buscando el sol. Los otros animales se reían. “El sol está arriba”, decían. Pero el topo no lo creía. Cansado, un día se detuvo y lloró. Entonces, una flor nació de sus lágrimas. No era el sol, pero alumbraba.


Hipérbole
He llorado mares secos y reído cementerios enteros. Mi corazón pesa toneladas de humo. Cada pensamiento que tengo es un meteorito que arrasa lo que queda de mí.


Leyenda
Dicen que en lo profundo de la montaña vive un espíritu sin rostro. A quienes lo encuentran, les roba el deseo de vivir, y deja en sus manos una piedra negra. Pero también dicen que quien logre mirar su reflejo en la piedra, encontrará la puerta de regreso.


Metáfora
La depresión es un piano desafinado que se toca solo en una habitación sin puertas.


Microrrelato
Se levantó. Abrió la ventana. No saltó. Era lunes.


Monólogo interno
No tengo hambre. Tampoco sueño. Quiero dormir, pero no quiero soñar. Quiero que pase el día sin que me atraviese. Quiero desaparecer sin morirme. O morirme sin que nadie se dé cuenta. ¿Qué hora es? Da igual. Otra vez el mismo nudo en el pecho. ¿Por qué no puedo llorar?


Poesía
Hay un pozo que nadie ve
y yo caigo en él cada día.
No tiene fondo,
solo un eco que se parece a mi nombre
dicho sin fe.


Poema en prosa
Me despierto envuelto en una niebla que no huele a nada. Todo pesa. Incluso los pensamientos. Cada paso es una negociación con el abismo. Pero sigo. Porque detenerme sería ceder, y aún no he aprendido a rendirme con estilo.


Relato epistolar
3 de marzo
A quien sea que escuche:
Me siento como si me hubieran borrado, pero nadie lo notó. Camino entre sombras que no son mías. Si lees esto, deja una marca en el árbol del parque. Necesito saber que no estoy solo en esta niebla.


Texto filosófico
La depresión cuestiona la mismísima estructura del ser. Despoja al sujeto de su capacidad proyectiva, lo deja en estado de pura facticidad. No hay devenir, solo retorno al mismo sinsentido. Es la anulación de la trascendencia, un presente que se vuelve cárcel sin barrotes.


Fragmento onírico
Caminaba por un pasillo interminable hecho de suspiros. Cada puerta que abría daba a una habitación vacía, excepto una: en su centro, una silla ocupada por alguien que tenía mi rostro, pero no mis ojos.


Prosopopeya
La tristeza me habló al oído. Me dijo: "No soy tu enemiga. Solo estoy aquí para recordarte lo que no te atreves a mirar."


Parábola
Un hombre guardó todas sus penas en un frasco. Al llenarlo, lo enterró. Años después, volvió. Donde lo había enterrado, crecía un árbol sin hojas que daba frutos de silencio. Comió uno y entendió: no se puede enterrar lo que aún respira.


Alegoría
Una ciudad donde nadie podía gritar. Sus habitantes se comunicaban con miradas vacías. Cada casa tenía una ventana tapiada. El gobernante era un ser invisible que se alimentaba de pensamientos no dichos. A esa ciudad la llamaban "Depressum".


Cápsula poética
Ojos abiertos,
corazón dormido.
Una flor sin raíz
que finge perfume.


Epifanía literaria
Hoy comprendí que el dolor no necesita testigos. Que hay batallas que solo se libran en el silencio del alma, donde el único juez es el espejo.


Texto metatextual
Este texto que lees es una máscara. Finge hablar de depresión, pero en realidad es un grito que no se atrevió a salir. Si lees entre líneas, encontrarás mi latido.


Texto hermético
Cúmulo gris. Luz invertida. Estático devenir. Las sílabas pesan. El verbo ya no conjuga. Adentro es afuera. El hueco es semilla.


Viaje interior
Descendí por una escalera de pensamientos rotos. En cada peldaño, dejaba una palabra que ya no me servía. Al final, no encontré paz, sino una habitación vacía. Me senté. Era yo.


Ensayo fragmentado
I. El cuerpo no responde.
II. La voluntad no obedece.
III. El tiempo se curva.
IV. El dolor no grita, pero está.
V. Pensar duele.
VI. Sentir es un lujo.
VII. ¿Y si vivir fuera una forma de resistencia?


Cuento especulativo
En una sociedad futura, todos los ciudadanos están obligados a tomar una píldora diaria para evitar la tristeza. Un hombre deja de hacerlo. Descubre que la tristeza le permite ver colores que los demás han olvidado. Lo arrestan. En prisión, pinta paredes que lloran.


Lírica dramática
—¡No puedo más!
—¡Sí puedes, pero no quieres!
—¿Y si no quiero porque no puedo?
—Entonces quédate ahí, con tu sombra.
—No.
—¿No qué?
—No quiero morir así.


Descripción evocativa
La habitación huele a humedad. Las cortinas no se mueven, aunque afuera sopla el viento. En la mesa, una taza con té frío. En el aire, un silencio que pesa como si alguien acabara de marcharse sin despedirse.


Texto apocalíptico
Cuando la última emoción se extinguió, el cielo se volvió gris definitivamente. No hubo guerras, solo olvido. Las ciudades colapsaron bajo el peso de su indiferencia. El fin llegó como una siesta eterna. Nadie lloró. Nadie recordó.


Oráculo
El día en que no sientas nada, mira al cuervo. Él sabrá si aún respiras. No busques salida, busca semilla. El dolor tiene forma de puerta. Y tú, la llave.