Aforismo
La riqueza no pesa en las manos, pero hunde los pies en el barro del deseo.
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Crónica
El martes, en un salón de mármol y candelabros, se celebró la subasta de un peine hecho con los dientes de un mártir. Los postores pujaban sin mirar. Afuera, una niña de ojos hundidos recogía migas de oro del viento. Algunos dicen que ese día la ciudad perdió su alma a cambio de una sonrisa siniestra.
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Cuento
Ernesto descubrió una caja enterrada bajo el piso de su cuarto. Al abrirla, encontró billetes que se multiplicaban con cada pensamiento codicioso. Pronto, su casa se convirtió en un laberinto de papel y silencio. Cuando quiso salir, ya no recordaba qué forma tenía el cielo.
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Diálogo
—¿Cuánto vale tu tiempo?
—Depende. ¿Lo quieres para trabajar o para escuchar cómo me rompo?
—Para lo segundo no tengo presupuesto.
—Entonces tu riqueza es mi ausencia.
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Elegía
Oh padre, que dormías sobre cofres y despertabas vacío. Tu voz retumbaba en salones sin ecos. Ahora te nombro no por lo que tuviste, sino por lo que perdiste mientras lo guardabas.
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Ensayo breve
La riqueza ha sido históricamente una promesa envenenada. Nos enseñan a admirarla como si fuera virtud, cuando en realidad es síntoma. Acumular no es prosperar. La verdadera abundancia radica en aquello que no puede comprarse: dignidad, afecto, silencio.
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Epístola
Querida Tía Clara:
He recibido su herencia. Los cuadros, las joyas, las propiedades. Pero también sus insomnios, sus enemigos, su soledad brillante. ¿Cómo se hereda tanto sin enloquecer? Le escribo no para agradecer, sino para liberarme.
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Fábula
El topo halló un zafiro en el corazón de la tierra. Lo llevó al sol para presumir. La piedra se derritió en su garra. El topo comprendió que la riqueza, si se arranca de su sombra, se convierte en nada.
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Hipérbole
Tenía tantas riquezas que al morir no fue enterrado, sino sepultado bajo un edificio entero de cuentas bancarias. Su tumba tenía wifi, ascensor y cotización en la bolsa.
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Leyenda
En el fondo del lago Malverde duerme un pez dorado que concede fortuna al primer niño que lo mire sin desearlo. Ningún niño ha regresado con los ojos limpios. El pez, dicen, sigue esperando.
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Metáfora
La riqueza era una flor de hielo: hermosa, translúcida y fatal si se intentaba sostener con manos desnudas.
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Microrrelato
Compró una isla. Se la comieron las olas. Compró el mar. Se le escapó entre los dedos.
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Monólogo interno
“Es mío, todo mío. ¿Por qué entonces no duermo? ¿Por qué cada ruido parece un ladrón? ¿Por qué mis sueños valen menos que mis posesiones?”
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Poesía
Conté monedas en la niebla,
cada una un deseo marchito.
La riqueza me besó
con labios de hielo y promesas.
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Poema en prosa
Viví rodeado de alfombras persas, techos altos, relojes detenidos en la hora exacta de mi primera traición. Cada objeto tenía nombre, historia y precio. Ninguno tenía alma. Yo tampoco.
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Relato epistolar
Amada Eugenia:
He comprado un palacio con vistas a todas mis decisiones erróneas. Las paredes están cubiertas de remordimientos dorados. Me faltas tú, y eso ninguna fortuna puede reemplazar.
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Texto filosófico
La riqueza es un significante flotante. Lo que para uno es exceso, para otro es carencia. No existe en sí misma, sino en la mirada del otro. Su ética se desdibuja cuando deja de ser medio y se convierte en fin.
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Fragmento onírico
Un reloj hecho de piedras preciosas me marcaba los segundos con chillidos de pájaros extintos. Caminaba sobre billetes que ardían con cada paso. Nadie tenía rostro. Solo códigos QR tatuados en la frente.
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Prosopopeya
La riqueza caminó hasta mi cama y se acostó a mi lado. Me susurró: “Nunca te dejaré, aunque te pudras conmigo”. Le creí. Ahora duermo entre oro y moscas.
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Parábola
Un sabio le dio a su discípulo un saco lleno de oro y le dijo: “Reparte solo a quienes no lo pidan”. Años después, el saco seguía lleno. Nadie había sido digno.
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Alegoría
La ciudad de Cúpulas de Oro vivía encerrada en sí misma. Sus puertas eran espejos, sus calles relojes. Nadie salía porque todos querían quedarse con todo. Un día, desapareció. Solo quedó una caja vacía.
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Cápsula poética
La riqueza es
una fruta sin semilla.
Al morderla,
te olvidas del árbol.
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Epifanía literaria
Vi a un mendigo compartir su pan con un cuervo. Comprendí que nunca he sido tan rico como en ese instante.
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Texto metatextual
Este texto no vale nada. No está impreso en papel fino, ni editado por un gran sello. Pero guarda, entre líneas, una riqueza: la posibilidad de que te reconozcas en él.
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Texto hermético
Cuatro llaves. Ninguna puerta. El tesoro no existe hasta que el ladrón renuncia.
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Viaje interior
Bajé a mi interior buscando oro. Encontré huesos, nombres olvidados, una canción que cantaba mi madre. Lo que brilla no siempre es riqueza.
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Ensayo fragmentado
I. El lujo puede ser una jaula con barrotes de seda.
II. Lo superfluo cansa.
III. El dinero no transforma, solo intensifica.
IV. Abundancia no es plenitud.
V. He visto pobres felices y ricos rotos.
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Cuento especulativo
En el futuro, cada emoción será convertible en acciones bursátiles. La risa será una inversión. El llanto, un fraude. Solo los insensibles tendrán fortuna. Y también serán los más solos.
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Lírica dramática
—¡Dame tu corona!
—Está hecha de espinas de diamante.
—No me importa el dolor.
—Entonces ya eres rico.
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Descripción evocativa
Un salón con candelabros de lágrimas petrificadas. Alfombras donde los pasos suenan a monedas. Un sillón que nadie usa. Una ventana cerrada con vista al vacío.
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Texto apocalíptico
La humanidad desapareció bajo montañas de riquezas no distribuidas. Los últimos sobrevivientes murieron disputando una manzana de oro. El planeta floreció sin nosotros.
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Oráculo
El oro que buscas no está enterrado. Está perdido en lo que no quisiste ver. Mira a quien nunca nombraste. Allí está tu tesoro.