La vanidad es el espejo que miente con precisión quirúrgica.
Crónica
En el centro del salón, bajo una lámpara de araña fingidamente antigua, Mariana se alzó para pronunciar un brindis. Cada palabra era un destello de su amor por sí misma. Las risas que provocaba eran de obediencia, no de júbilo. Al día siguiente, en las redes, sus fotos se multiplicaban como clones vacíos. El evento no fue recordado por su contenido, sino por la cantidad de veces que fue compartido.
Cuento
Leonardo construyó un museo para albergar sus propios retratos. Cada sala estaba dedicada a una época de su rostro: la sonrisa de los 20, el ceño delos 30, la serenidad fabricada de los 40. Una noche, las paredes comenzaron a absorber los cuadros. Al amanecer, el museo era un cascarón vacío. Él, sin reflejo, caminaba por los pasillos buscando su rostro en los muros mudos.
Diálogo
—¿Por qué te miras tanto al espejo?
—Porque sólo ahí existo tal como quiero.
—¿Y afuera?
—Afuera... soy el error de los otros.
Elegía
Lloro por el día en que creí ser más que un reflejo.
Lloro por las palabras pronunciadas sólo para ser aplaudidas.
Lloro por el eco de mi nombre, que sólo yo repetía.
Lloro por haberme amado sin saber quién era.
Ensayo breve
La vanidad no es amor propio: es su caricatura. Es una arquitectura del yo que se edifica con miradas ajenas. En tiempos donde la identidad se fotografía y se publica, la vanidad ha mutado en ideología. Ya no basta con ser: es necesario parecer infinitamente.
Epístola
Querido espejo:
Hoy no quise mirarte. Sentí que tu sinceridad era una ofensa. ¿Por qué insistes en mostrarme lo que soy cuando yo me esfuerzo tanto por fingir lo que no? Si alguna vez me amas, miente.
Fábula
Un pavo real y un búho discutían sobre belleza.
—Mis plumas hacen suspirar al sol —dijo el pavo real.
—Y mi silencio hace temblar la noche —respondió el búho.
El pavo real se exhibió hasta caer agotado. El búho, invisible, observaba cómo el mundo olvida rápido los colores y recuerda siempre la oscuridad.
Hipérbole
Su ego era tan grande que necesitaba un satélite personal para orbitar su autoestima.
Leyenda
Se dice que en una ciudad de espejos vivía una mujer que no podía dejar de contemplarse. Cada vez que se miraba, una parte del mundo real desaparecía. Un día se reflejó tanto que sólo quedó ella, sola, rodeada por millones de ella misma.
Metáfora
La vanidad es una máscara que se enamoró de su propio teatro.
Microrrelato
El día que nadie lo aplaudió, desapareció.
Monólogo interno
¿Y si no me admiran hoy? ¿Y si no notan mi nuevo gesto, mi frase bien ensayada, mi entrada teatral? No podría soportarlo. Necesito que me miren como si miraran al sol sin pestañear. Aunque duela. Aunque no entiendan nada.
Poesía
Brilla el yo en su altar de humo,
adorado por sí mismo
hasta el incendio.
Poema en prosa
Yo era una constelación de gestos perfectos, un desfile de palabras medidas, una escultura móvil esculpida por los ojos de los otros. Un día, el silencio me sorprendió: no había más miradas. Me descubrí deshecho, disperso en poses sin público.
Relato epistolar
A ti, que me contemplas desde lejos:
No te enamores de mi imagen. No es mía. La he construido con retazos de lo que creo que deseas. Si alguna vez llegas a mí, traerás decepción. Yo soy sólo sombra tras el foco.
Texto filosófico
La vanidad es la imposibilidad del sujeto para habitarse en su propia piel sin la mediación del Otro. Es el síntoma de una ontología que ha delegado la identidad en el aplauso. Ser se vuelve acto escénico. La existencia, performance interminable.
Fragmento onírico
En el sueño me miraba en un lago de mercurio. Cada vez que sonreía, peces dorados surgían del agua y aplaudían. Pero al tocar uno, se transformaba en ceniza y el lago se secaba. Al final, sólo quedaba mi rostro roto en la superficie seca.
Prosopopeya
La vanidad habló:
—Sin mí, serías invisible. Yo soy tu luz. Yo soy la razón de tus pasos.
Y el corazón respondió:
—Eres sombra que brilla.
Parábola
Un escultor esculpió su propio rostro en piedra y lo colocó en la plaza del pueblo. Cada año lo hacía más grande. Un día, la escultura cayó sobre su casa y la destruyó. Desde entonces, nadie sabe si murió o si vive bajo el peso de sí mismo.
Alegoría
En la ciudad de Narcisos, cada ciudadano lleva un espejo en lugar de rostro. Se saludan sin mirarse. Viven de espaldas a todo lo que no sea reflejo. Los niños nacen con ojos que sólo se abren cuando se miran.
Cápsula poética
La vanidad, flor de espejo,
crece sin raíz
y muere sin tacto.
Epifanía literaria
Comprendí que mi rostro no era mi rostro, sino un disfraz que sostenía cada vez que alguien decía “qué bien te ves”.
Texto metatextual
Este texto se escribió para ser admirado. No dice nada, pero brilla. No siente nada, pero seduce. Es, en sí mismo, un monumento a su propio artificio. No lo leas: míralo.
Texto hermético
La serpiente se mordió el espejo. Entonces, creyó que había vencido al tiempo.
Viaje interior
Descendí por los pasillos de mi yo, buscando la raíz de mi necesidad de ser visto. En el último cuarto, encontré un niño llorando frente a un espejo roto. No lloraba por su reflejo, sino por no saber si aún existía cuando no lo miraban.
Ensayo fragmentado
I. La vanidad no se dice: se insinúa.
II. Su alimento: el reconocimiento.
III. ¿Qué queda cuando se apagan los ojos de los otros?
IV. El alma, quizás, pero ¿cuál?
V. El espejo, aunque vacío, recuerda todo.
Cuento especulativo
En un futuro donde cada persona porta un dron que transmite su vida en vivo, nacer sin dron es nacer invisible. A Diana, que nació sin el chip de transmisión, la creyeron muerta. Hasta que un día apareció en todos los canales, sin haberse grabado jamás.
Lírica dramática
—¡Mírame! —gritó el actor al público ausente.
—¡Admírame aunque no entiendas mi dolor!
El telón cayó. Nadie lo vio.
Descripción evocativa
Sus uñas brillaban como argumentos afilados. Su perfume hablaba antes que su voz. Caminaba como si el suelo debiera agradecérselo. Y cuando sonreía, las paredes parecían inclinarse hacia ella.
Texto apocalíptico
Y el mundo ardió no por guerra, sino por selfies. Las pantallas cubrieron el cielo. La última palabra fue un filtro.
Oráculo
Serás adorado y luego olvidado. Lo que ahora brilla será sombra. Tu nombre resonará, pero tú ya no estarás para escucharlo.