Pereza

1. Aforismo

La pereza no es falta de fuerza, sino rebelión contra lo inútil.


2. Crónica

En el edificio 6A nadie barría las escaleras desde hacía meses. No por negligencia, sino por una pereza compartida. La comunidad había descubierto que al no hacer nada, el ruido disminuía, el polvo se convertía en alfombra, y los saludos eran más largos. Cuando el conserje propuso limpiar, todos votaron en contra. Porque ya era parte del ecosistema.


3. Cuento

Había una ciudad donde todos caminaban lento. El que corría era multado. Un forastero llegó con prisas, pero pronto sus pies se adaptaron al ritmo. Un día despertó con la certeza de que la pereza no era enfermedad. Era lenguaje.


4. Diálogo

—¿Por qué no te mueves?

—Porque estoy pensando.

—¿Y en qué piensas?

—En todo lo que no haré.

—¿Eso no te inquieta?

—No. Me libera.


5. Elegía

Te fuiste sin despedida, como un suspiro que no quiso elevarse. No lloramos, no gritamos, no hicimos monumentos. Solo dejamos de movernos. Porque tu partida nos enseñó que a veces la tristeza también camina despacio.


6. Ensayo breve

La pereza ha sido demonizada por sistemas que miden al ser por su rendimiento. Pero es, en esencia, una forma de desacato. No significa incapacidad, sino desacuerdo con el ritmo impuesto. Es una crítica silenciosa al tiempo devorado por la productividad.


7. Epístola

Querido L.:

Hoy no hice nada. Y fue hermoso. Me quedé mirando cómo la luz cambiaba en la pared. No resolví problemas. No respondí correos. No salvé al mundo. Solo fui. Y en eso, te sentí cerca. Porque tú siempre supiste que hacer nada también es vivir.

Tu holgazán amigo,

D.


8. Fábula

El caracol y el halcón discutían. El halcón decía que la velocidad era virtud. El caracol respondía que llegar no era siempre lo importante. Un día, el halcón cayó extenuado. El caracol lo alcanzó, lo cuidó, y juntos vieron cómo la vida pasaba más lenta y más viva.

Moraleja: A veces, la pereza es una forma sabia de mirar.


9. Hipérbole

La pereza era tan espesa que los relojes se derretían, los edificios se inclinaban por falta de entusiasmo y los pensamientos llegaban con dos días de retraso. A nadie le molestaba. Ni siquiera al caos.


10. Leyenda

En una montaña dormida, vivía el dios de la pereza. No exigía templos ni rezos. Solo descanso. Los que lo visitaban volvían distintos: más lentos, más suaves, más sabios. Nadie se quedaba. Pero todos, al regresar, sabían cuándo detenerse.


11. Metáfora

La pereza es una hamaca tendida entre dos pensamientos que se niegan a llegar.


12. Microrrelato

Se quedó mirando el techo toda la tarde. No hizo nada. Pero al anochecer, entendió por qué lloraba sin saberlo desde hacía semanas.


13. Monólogo interno

Podría levantarme. Podría terminar eso. Pero hay algo delicioso en dejar que el mundo ruede sin mi empuje. ¿Y si el verdadero error fuera haber creído que debía moverlo todo yo?


14. Poesía

Hay una paz en no hacer,
en dejar que el tiempo
pase como brisa
sin nombre ni deber.

Pereza no es falta.
Es tregua.


15. Poema en prosa

La pereza se recuesta en el centro de la sala. No estorba. Solo respira. Te invita a mirar el polvo sin juicio, el reloj sin prisa, el cuerpo sin demanda. No exige, no evade. Suspende. Y en su pausa, algo comienza a florecer.


16. Relato epistolar

A quien aún corre:

No entiendo por qué te apuras. Hoy descubrí que al no moverme, todo llega por sí solo: los pensamientos, la música, incluso las respuestas. No es evasión. Es apertura. La pereza me reveló que hay más vida en el reposo que en la prisa.

Sin firma, porque no hace falta.


17. Texto filosófico

La pereza no es contraria a la acción, sino a la compulsión. Surge como crítica somática a la lógica de producción infinita. Al evitar el hacer por el hacer, la pereza nos devuelve al cuerpo, al ahora, a lo posible sin urgencia.


18. Fragmento onírico

En mi sueño, todos flotábamos. No había tareas, ni metas. Solo cuerpos que se dejaban llevar por un viento suave. Desperté con una lágrima de alivio.


19. Prosopopeya

La pereza me acarició la nuca. Me dijo: “No huyas. Solo quiero que sientas lo que has ignorado por correr.” Y me dormí entre sus brazos.


20. Parábola

Un sabio pidió a sus alumnos que no hicieran nada durante un día entero. Solo uno lo logró. Ese fue el que entendió que no hacer también es acto profundo. Y por eso fue el único en comprender la enseñanza.


21. Alegoría

En una ciudad de engranajes, nació un niño que no quería girar. Lo llamaron defectuoso. Pero con el tiempo, su quietud desvió el curso. Los engranajes se desaceleraron. Y en la pausa, nació la música.


22. Cápsula poética

Cierra los ojos.
No para dormir,
sino para
no actuar.


23. Epifanía literaria

No hacer nada me mostró todo lo que hacía sin saber por qué.


24. Texto metatextual

Este texto está sin terminar. No porque falte algo, sino porque se dejó estar. Como la pereza: inacabada, pero plena.


25. Texto hermético

Reposo sin fuga.
Tiempo en pliegue.
Nada pesa,
todo se posa.


26. Viaje interior

Me adentré en mí buscando urgencias. Encontré una hamaca. Una versión mía más joven me dijo: “¿Y si no hay prisa?” Me acosté. Lloré. Me quedé.


27. Ensayo fragmentado

  • No toda lentitud es pereza.

  • Pereza también es intuición.

  • Rechazar la acción sin propósito es inteligencia.

  • El cuerpo a veces dice no. Escúchalo.


28. Cuento especulativo

En el futuro, todos trabajaban 27 horas al día. Pero un grupo clandestino comenzó a practicar “el arte del no hacer”. Su influencia creció. Y cuando el sistema colapsó por su propia velocidad, ellos seguían intactos, tranquilos, vivos.


29. Lírica dramática

(Una figura tendida sobre un escenario blanco.)

—¿No vas a moverte?

—¿Para qué?

—Hay tanto que hacer.

—Pero nada que sentir.

(Silencio largo. Una brisa. Oscuro.)


30. Descripción evocativa

La pereza tiene olor a sábanas sin doblar, a domingo sin relojes. Suena como un gato ronroneando. Se instala como una bruma suave en el pecho. No oprime: suspende.


31. Texto apocalíptico

El mundo no terminó con estruendo, sino con desinterés. Nadie apagó las bombas, pero tampoco las encendió. Todo se detuvo por pura falta de ganas. Y el planeta, por primera vez, descansó.


32. Oráculo

Si no quieres moverte,
no es fallo:
es señal.
Tu alma pide pausa.
Escúchala
antes de que grite.